Siete testimonios sobre la huelga

Artículo de Luis García Montero – 16 noviembre 2012

Son conversaciones mantenidas a lo largo de la noche y el día de un 14 de
noviembre.

1-. Me dice un catedrático de Derecho del Trabajo: en España se está
poniendo en peligro no sólo el derecho al trabajo, sino el derecho del trabajo.
Las medidas que toma el Gobierno no son las propias de un país que camina
hacia los 6 millones de parados. Su política de control del déficit y de falta de
inversión pública ahoga la economía y hunde el empleo. Pero, además, se está
hundiendo el derecho que ampara a los trabajadores. Las leyes aprobadas
suponen romper de formas tajante los equilibrios entre los empresarios y
los trabajadores. Todo está ahora al servicio de la patronal. Los obreros no
cuentan ya con leyes que los defiendan mientras trabajan o cuando son
despedidos. En los programas de estudio de las facultades de derecho está
desapareciendo el contenido de una asignatura: derecho del trabajo.

2-. Me dice un catedrático de Filosofía del Derecho: la huelga general es
un modo de reivindicar en tiempos difíciles el trabajo como generador de
ciudadanía. El oficio de cada individuo es el primer ámbito de compromiso
personal y de integración en la sociedad. Cuando falta el trabajo o cuando
dejamos que lo sometan a leyes humillantes se produce una verdadera
degradación de la entidad de los ciudadanos. El desempleo supone un proceso
de corrosión democrática. Corrosión del carácter, corrosión de la sociedad. La
huelga es entonces la toma de conciencia del valor de la fuerza del trabajo. Es
el modo más rotundo de demostrar que uno quiere seguir siendo parte activa
de una sociedad democrática.

3.- Me dice el dueño de la tienda de la esquina: no comprendo como no
hacen huelga de forma masiva los pequeños y los medianos empresarios.
Las medidas que toma el Gobierno servirán para los bancos y las grandes
empresas. Pero a nosotros nos están hundiendo. Este año no tengo confianza
ni siquiera en la campaña de Navidad. La gente no tiene dinero, no se atreve
a entrar en un comercio, no sabe cuánto le durará el empleo. Cuando el
dinero no se mueve, el comercio se hunde. Y resulta imposible conseguir un
préstamo. El dinero público que reciben los bancos no se convierte en créditos
para las empresas. Esta crisis nos está afectando de un modo directo y nadie
nos ayuda. Es que la patronal piensa nada más que en las multinacionales del
Ibex- 35. Por eso he cerrado la tienda.

4.- Me dice un amigo que no está en huelga: a ver si viene un piquete. La
verdadera violencia es la que ejerce este sistema contra el derecho de huelga.
Si yo le digo a mi jefe que no vengo al garaje, me pone en la calle al día
siguiente. Ahora le cuesta muy poco despedirme. Estamos en una situación
tan débil como esos periodistas amigos tuyos que echan de los periódicos. Te
ponen en la calle y no les cuesta un duro, y luego a ver quién encuentra otro
trabajo. No sólo la policía es una fuerza represiva. La represión más efectiva
es hoy la que ejerce la patronal. Y también la que ejerce el hambre. Con la vida

como está, una mujer en paro y un sueldo miserable es muy difícil renunciar a
un día de salario.

5.- Me dice un amigo sindicalista en la puerta de una fábrica cerrada: aquí
salió la huelga, en votación secreta, con un apoyo del 89 %. Ya verás como el
único que entra es el guardia de seguridad. Las críticas a los sindicatos calan
en la sociedad, pero las opiniones son muy distintas en las empresas donde
hay sindicalismo. Es muy fácil hacer demagogia con los liberados sindicales,
creerse las mentiras de los periódicos. Ha habido fallos, claro que sí. Y se
pueden hacer mejor las cosas. Pero aquí se sabe que si no nos organizamos
nos ponen en fila y nos destrozan uno por uno. El sindicalismo es trabajo diario,
reuniones, comités, meses de historia, conversaciones con los compañeros,
enlaces, convenios, no sólo declaraciones izquierdistas la noche anterior a
una huelga. Ya verás el resultado de la huelga. En las fábricas donde hay
sindicalismo, un triunfo masivo. Es la prueba de que los trabajadores respetan
a los sindicatos. Donde no hay sindicalismo, la gente irá a trabajar. Y el
argumento siempre es el mismo: no podemos, el jefe no quiere, tengo miedo,
ya iré está tarde a la manifestación.

6.- Me dice una manifestante: la verdad es que los sindicatos ahora está
defendiendo a la nación. Aquí no se protesta sólo por una reforma laboral.
Estamos defendiendo la sanidad y la educación pública, el sistema de
pensiones, el futuro de nuestros hijos. El país se ha empobrecido, el Gobierno
trabaja al servicio de los bancos alemanes y es necesario salir a la calle.
Nos han traicionando. España no es una palabra hueca. España está en su
gente, en sus hospitales, sus colegios, sus laboratorios, sus bibliotecas. Son
los sindicatos los que encarnan la defensa de la nación. En las últimas dos
legislaturas han recuperado mucho crédito. Me gusta lo de la cumbre social,
porque hay bastantes movimientos cívicos que se han sumado a la protesta.

7.- Me dice un sociólogo que trabaja en un centro de estudios sindicales:
estoy contento, el seguimiento de la huelga es notable para ser la tercera
en 15 meses. Y la manifestación ha sido masiva. Mucha gente que no podía
hacer huelga ha salido a la calle. No es objetivo separar la huelga de la
manifestación. Están vinculadas. Pero también es verdad que debemos buscar
nuevas formas de protesta. En un mundo en el que manda la economía
especulativa, detener la producción hace poco daño. Creo que es hora de
meterse en política. No en un partido, porque es muy importante que los
sindicatos sean independientes. Pero sí facilitar la renovación del sistema
político, propiciar un parlamento de la gente, que apruebe leyes contra los
desmanes de la economía especulativa. Tenemos que devolver la política a los
ciudadanos, sacarla de las instituciones, de las cúpulas de los partidos viejos,
llevarla a la vida cotidiana de la gente.

6 Comments

  1. Florentina Andres Alvarez el 16 noviembre 2012 a las 13:22

    Muy buena seleccion. Le sigo en los medios, gracias por utilizar su visibilidad para expresar lo que muchas personas pensamos y sentimos.
    Agradezco el tono moderado que utiliza cuando le llevan a algun programa en la tele (Al rojo vivo) porque cuesta que los cavernarios tengan el respeto de dejar hablar a los demas, y eso que tienen copados todos los altavoces.



  2. Luis García Montero el 16 noviembre 2012 a las 15:14

    Gracias, amiga. Un abrazo.
    Luis



  3. Joaquin Brotóns el 17 noviembre 2012 a las 09:19

    Querido Luis: En los tiempos que corren, tenemos que estar más unidos que nunca los trabajadores. Un abrazo, amigo Luis de tu viejo colega, Joaquín Brotons.



    • Luis García Montero el 17 noviembre 2012 a las 21:24

      Joaquín, siempre es una alegría recibir noticias tuyas. Te envío un abrazo, poeta.



  4. Abelardo Martínez el 18 noviembre 2012 a las 13:44

    Estimado Luis:

    Siento desazón por la sangría que estamos viviendo en este país de un tiempo a esta parte, ya no solo figuradamente si no también de forma literal…

    Siento desazón por los derechos que durante décadas conseguimos los trabajadores de este país y que descaradamente los han tirado por el retrete, sin nuestro permiso y con pocos visos de que nos los devuelvan.

    Recuerdo, hace varios años, siendo yo un modesto empresario, pues tenía una tienda en el centro de Valencia, como interpuse una denuncia contra el entonces presidente del Gobierno, José María Aznar, por incumplir una promesa electoral, precisamente no quitar el IAE al pequeño comercio, tal y como lo había prometido a bombo y platillo. Lejos de todo pronóstico, un juez de instrucción, que me imagino lo destinarían a galeras, en vez de archivarla la admitió a trámite y cedió al tribunal supremo.

    A los pocos meses y en vista de la bola de nieve que cada vez se hacía mas grande, el gobierno quitó el mencionado impuesto.

    En esta vida, desgraciadamente, para que nos escuchen, para que nuestra voz tenga algo que decir, hacen falta las huelgas, hacen falta los gritos de quienes ya no podemos aguantar más. Aplaudo la huelga general y sobre todo a los millones de personas que ese día se echaron a la calle diciendo basta ya.

    Un abrazo, compañero.